Dispositivos
antirrobo aplicados a paquetes de queso feta para evitar su hurto en
los supermercados. Taxistas que sólo llevan a griegos. Una isla entera
en huelga, Lymnos, en protesta por el inclemente abandono de los poderes
públicos. Un hospital que entrega a la policía a una sin papeles cuando se recuperaba de la extirpación de un tumor
(operación presuntamente costeada por la familia de la enferma, 10.000
euros del ala, porque ya hace meses que los análisis, y las cesáreas, y
los partos y otros muchos actos médicos se pagan en Grecia). Contagios de sida disparados; falta de antirretrovirales, así como de un centenar de fármacos por impago a las farmacéuticas. Alarmante incremento de los casos locales de malaria, igual que de tuberculosis.
O es el apocalipsis, o un puro desvarío; la situación en que se
encuentra Grecia en su quinto año consecutivo de recesión no conoce
término medio. El profesor John Ward afirma en un interesante blog
que Grecia es un banco de pruebas para Europa semejante a lo que la
Guerra Civil española fue para la II Mundial. Pero el Eurogrupo, miope,
se da por satisfecho -y hasta creerá que ha reiventado la pólvora- con
el acuerdo alcanzado esta semana, cuando en realidad no se trata de una
solución, sino de una cura más en el curso del ensañamiento terapéutico a
que se somete al enfermo. ¿No tiene en cuenta el Eurogrupo que habrá
elecciones y puede que más de un sobresalto de aquí a 2020? ¿Ignora que
13 encuestas de intención de voto dan como ganadora de unos hipotéticos
comicios a Syriza? ¿De verdad no le inquieta que los neonazis de Aurora
Dorada (AD) se conviertan en la tercera fuerza de un Parlamento
beligerantemente hostil a Europa?
Le guste o no a la troika, los únicos políticos con representatividad
real ahora mismo en Grecia son Alexis Tsipras y Nikos Mijaloliakos,
líderes respectivamente de Syriza y AD, porque el resto del panorama es
un conciliábulo de fantasmas: el trampantojo de Gobierno en plaza; el
Pasok, que apoya parlamentariamente a este y al que por eso las
encuestas vaticinan la última plaza en las urnas. O el Partido Comunista
(KKE), marxista y leninista por la gracia de Dios, siempre fiel a su
lema: "Ni conmigo ni sin mí".
Al opaco Mijaloliakos, mientras, críticos y detractores se empeñan en
sacarle los colores, sin conseguirlo. Las bravuconadas de sus huestes
en Creta, donde uno de sus diputados mostró muy ufano la enseña de la
Junta militar, han molestado al Parlamento, pero de momento lo único que
se investigará serán los casos de abusos policiales contra inmigrantes,
que el fiscal considera "compatibles" con la actuación de los neonazis.
Por si a AD le faltaran mamporreros entre las fuerzas vivas, muchos
taxistas se están negando a llevar a clientes no griegos.
Juego político al margen -es más que dudoso que Aurora Dorada pudiera
trasplantarse, y prender con parecido éxito, en España-, lo cierto es
que Ward tiene razón. Resulta inquietante constatar la similitud de las
medidas adoptadas contra la ciudadanía en uno y otro país. Y las penosas consecuencias entre ancianos, parados, discapacitados, funcionarios o inmigrantes. Los suicidios, por ejemplo: casi 700 intentos entre enero y agosto en Grecia.
Los desahucios, con o sin víctimas mortales. O el paro juvenil (el 57%
de los griegos menores de 25 años no tiene trabajo, según Eurostat). Un
montón de estadísticas que, por una vez, ni mienten ni otorgan: en el
último año, los ingresos familiares han bajado un 15%; las ayudas
sociales, un 10%, y el consumo, un 7,3%, sostiene Elstat. A cambio, los
impuestos se han incrementado en un 37%. Suena tan parecido en España...
PD: Hoy mismo, viernes 30 de noviembre, ha quedado en suspenso la
posibilidad de solicitar la ciudadanía griega para la segunda generación
de inmgirantes, es decir, los hijos nacidos en Grecia de aquellos (ius soli). Grecia se encastilla en la miseria y el miedo, se encierra sobre sí misma mientras espera que esté operativo el foso medieval de Evros. Como si así quedara a salvo de la peste negra...
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