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domingo, 27 de mayo de 2012

La triste historia de los mármoles del Partenón

Son muchos los estudios e investigaciones que se han realizado sobre la historia del Partenón. He encontrado en "Piedras decorativas" una versión sobre la historia de sus mármoles que me ha parecido didáctica y entretenida (no os perdáis el vídedo de Cóstas Gabrás que ya publiqué).
¡¡Espero que os guste!!

La triste historia de los mármoles del Partenón
El Partenón es uno de los más grandes logros artísticos de todas las épocas. Varias esculturas fueron removidas del templo y llevadas a Inglaterra. Los famosos "Mármoles de Elgin" se encuentran actualmente en Londres. Pero surge una importante pregunta: ¿Dónde deberían estar estas Esculturas?

Aquí le contaremos la historia de las Esculturas del Partenón, basada en el escrito "The Parthenon and the Elgin Marbles" de Epaminondas Vranopoulos, publicado por The Society for Euboian Studies en 1985.

La construcción del Partenón

Luego de su victoria contra los Persas en Platea en el año 479 AC, los Atenienses volvieron a su abandonada ciudad y encontraron que todas las edificaciones en la Acrópolis habían sido devastadas.

Pericles deseaba reconstruir la ciudad y convertirla en un centro artístico, cultural y político del helenismo. Durante los treinta años que duró el gobierno de Pericles, se levantaron varios edificios como el Partenón, y el Propíleo entre otros.

 

 La supervisión artística general de la Acrópolis fue confiada a Fidias, quien se distinguió produciendo frisos que fueron únicos en magnificencia.

En el 439 AC el Partenón fue dedicado a la diosa Atenea y tomó quince años terminarlo. Este es un lapso significativamente corto considerando los principios de arquitectura empleados, algunos de los cuales aún son desconocidos para nosotros.
En el año 450 AC el Partenón fue transformado en una Iglesia Cristiana dedicada a la Virgen María, pero en 1204, cuando los Francos ocuparon Atenas lo utilizaron como iglesia Católica, y cuando llegaron los Turcos en 1458 el Partenón devino en mezquita con casas estilo turco construidas a su alrededor.

En 1674 el embajador Francés, el Marqués de Nointel, llegó de visita a Atenas acompañado por Jacques Carrey, quien hizo dibujos del Partenón. Dichos dibujos muestran que en aquella época el Partenón aun permanecía intacto.

Trece años más tarde, en 1687, el general veneciano Francesco Morosini puso sitio a la Acrópolis. Ordenó su bombardeo, aún a sabiendas de que allí los Turcos almacenaban pólvora. El resultado fue una explosión que destruyó gran parte del Partenón


El despojo del Partenón
Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, era el embajador Británico en Constantinopla en 1799 y quiso hacer un favor a las Artes familiarizando a sus compatriotas con las antigüedades griegas. Para ello reunió a un equipo de pintores, arquitectos y vaciadores en yeso.

Al año siguiente, El comandante turco local permitió que los artistas realizaran ilustraciones, pero se negó a permitirles tomar moldes o construir andamios para acercarse a las esculturas.

En 1801 Elgin obtuvo un firman, o autorización del Sultán, que le otorgaba permiso para llevarse cualquier escultura o inscripciones que no interfiriera con las obras o muros de la ciudadela.

El saqueo del Partenón comenzó de inmediato. Las esculturas fueron bajadas del templo y transportadas por marineros británicos en un carro de cañón. El 26 de Diciembre de 1801, temiendo que los Franceses intentaran obstruir su tarea, Elgin ordenó el embarque inmediato de las esculturas en el barco "Mentor", que había traído con ese propósito.

Durante 1806 fue removida una de las Cariátides, como así también una esquina del Erecteón , parte del friso del Partenón, varias inscripciones y cientos de jarrones.

Otros aún se unieron al saqueo y esta increíble actividad, que no estaba confinada a la Acrópolis sino que se llevó a cabo a través de toda Atenas y gran parte de Grecia, continuó por varios años. En 1810 Elgin cargó la última parte de su botín en el barco de guerra "Hydra".

En 1817 dos barcos de guerra más, el "Tagus" y el "Satellite" fueron cargados con grabados, objetos de cobre y cientos de jarrones. Cuatro años más tarde, la Guerra de la Independencia Griega finalmente llevó el saqueo de Elgin a su conclusión.
Los Mármoles de Elgin en Londres

  Corría Enero de 1804 cuando las primeras 65 cajas llegaron Londres, donde permanecieron por dos años debido a que Elgin había sido encarcelado en Francia.

El maltrato que sufrieron los Mármoles fue inevitable. Fueron ubicadas en los sucios cobertizos y húmedos jardines de la casa del Elgin en Park Lane, donde permanecieron por años arruinándose en el húmedo clima londinense mientras intentaba encontrar un comprador.

Elgin intentó vender los Mármoles al gobierno Británico, pero el precio pedido por ellos era tan alto que éste rechazó la oferta. Con el pasar de los años, las esculturas influenciaron las vidas de la gente en Inglaterra. Se construyeron iglesias, edificios y casas en estilo Griego clásico
.

Elgin admitía, en una carta escrita en 1815, que las esculturas aún se encontraban en el depósito de carbón de Burlington House, arruinándose a causa de la destructiva humedad.

Finalmente, en 1816, los Mármoles fueron vendidos al gobierno inglés, y transferidos de Burlington House al Museo Británico de inmediato, dónde Sir Joseph Duveen hizo construir, a sus expensas, una galería especial para ellos.

En Diciembre de 1940, una diputada Laborista, la Sra. Keir, preguntó al Primer Ministro Winston Churchill si las esculturas serían devueltas a Grecia como reconocimiento parcial de la valiente resistencia de ese país a los alemanes y del sacrificio de su pueblo. La respuesta fue negativa. En la época en que la Sra. Keir formuló su pregunta, el Times había publicado un gran número de cartas apoyando el retorno de los Mármoles a Grecia.

En 1941 el presidente del Partido Laborista, Clemente Attlee, quien fue miembro del gobierno de coalición durante la guerra, contestó la pregunta de la Sra. Meir diciendo que no existía intención de tomar ninguna acción legal para devolver los Mármoles.

Comentarios contemporáneos acerca del saqueo de Lord Elgin
Edward Clarke, en su libro "Travel to European Countries", publicado en 1811, escribió una de las más famosas descripciones de las operaciones llevadas a cabo en la Acrópolis por el equipo de Lord Elgin bajo la supervisión de Lusieri. Según Clarke, quién fue testigo de la remoción de las metopas, éstas eran esculturas maravillosas y fantásticas. La tragedia ocurrió cuando una parte del mármol pentélico colapsó bajo la presión de las máquinarias de Elgin, y Clarke informa que incluso el comandante turco gritó cuando la escultura fue reducida a pedazos.

Clarke también asegura que el equipo de Elgin no arruinó el Partenón por error, sino que además cortaron el mármol en piezas más pequeñas para facilitar su transporte.
También sabía que Fidias y sus compañeros escultores habían diseñado los frisos del Partenón de forma tal que serían mejor apreciados desde abajo, no para ser exhibidas en un museo y a la altura de los ojos.

Termina diciendo que el aspecto del templo sufrió mayor daño que bajo la artillería de Morosini; que se había cometido una gran iniquidad y que el gobierno inglés debería haber exigido que el gobierno turco tomara medidas tendientes a proteger las esculturas.

Edward Dodwell afirma, refutando el argumento británico, que los Griegos no eran indiferentes con respecto a la preservación de los monumentos. Muchos se quejaban al Sultan de la ruina del Partenón, debido a que él dio permiso a Elgin para ejecutar sus planes. También dice que sintió humillación al presenciar el saqueo de las más exquisitas esculturas y miembros arquitectónicos. Agrega que las artes en Inglaterra podría haberse beneficiado también con vaciados en yeso de las esculturas de Fidias y termina diciendo que no sólo se había cometido sacrilegio sino que además el trabajo había sido asignado a personas que sólo se preocupaban por sus intereses personales.
Thomas Hughes, Un clerigo inglés, muestra un retrato pasmoso del pillaje de la Acrópolis; "Los capiteles, entablamientos y coronamientos estaban diseminados en grandes montones que podrían haber surtido material para todo un palacio de mármol".

El pintor inglés Hugh Williams admitía que las Esculturas de Elgin seguramente habían contribuído al progreso de las artes en Inglaterra, pero no concedía el derecho a arrancarlas de Grecia.

Lord Broughton tembién menciona el daño hecho al Partenón y acusa a Elgin de haber planeado la remoción de todo el templo de Teseo (Hefestos).

Francis Douglas, un diputado británico, aseguró al Parlamento que los Griegos admiraban los restos del Partenón y que incluso los turcos habían empezado a apreciar su valor. También dijo que cada Mármol del Partenón nos recuerda el cincel de su creador y a aquellos para quienes fue creada. Terminó expresando su gran disgusto ante la imprudencia de las manos que no temieron dislocar los magníficos objetos del Partenón y alabó a Chateaubriand, quien acusó a Elgin de sacrilegio.
Opiniones Británicas acerca del retorno de los Mármoles
El segundo intento de Elgin por vender los Mármoles al gobierno británico condujo a un debate en el Parlamento, donde el diputado Sir John Newport dijo acerca de Lord Elgin:

"El Honorable Lord ha tomado ventaja de los más injustificables medios (pr. ej. soborno) y ha cometido los más flagrantes pillajes".

El mismo día, El portavoz del Parlamento hizo constar en actas: "La petición de Lord Elgin ha sido presentada. Se han discutido sus derechos de propiedad sobre la colección; también ha sido censurada su conducta."
Entre las primeras personas en criticar a Lord Elgin se encontraba el diputado H. Hammersley. El bregó porque si algún futuro gobierno Griego reclamaba la devolución de los Mármoles, Inglaterra debería devolverlas sin más procedimiento o negociación.

Dodwell y Clarke sugirieron que el menos se devolviera la cornisa del Erecteón y la columna Jónica.

También en 1890 un editorial por Franklin Harrison, publicado en el revista "19th Century" y titulado "¡Devuelvan los Mármoles de Elgin!", sostenía que las esculturas eran más caras a los Griegos que a los Británicos.

Además, el diputado Philip Sasoon, a la sazón secretario privado del Primer Ministro, escribió en The Times en 1928 que las espléndidas ruinas del Partenón y el claro aire de Atenas serían un lugar más apropiado que el Museo Británico para las más armoniosas esculturas del mundo
Fuente: www.uk.digiserve.com/


1 comentario:

  1. Gracias por la información. Debemos hacer lo posible por difundirlo. Saludos, y gracias.

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